En muchas ocasiones cuando hablo sobre los beneficios de las redes sociales tanto a nivel personal, como profesional, una de las razones que me suelen dar para no meterse es la falta de tiempo: ‘yo no tengo tiempo para dedicárselo a las redes sociales’.
Eso es mentira. Tu eres dueño de tu tiempo y por tanto eres quien decide como usarlo. Si, he sido un poco bestia, pero es la realidad.
Pero sin embargo es lo que nos termina pasando a muchos. Al menos algo parecido. Es parte de la maduración de nuestra presencia en redes sociales.
Empezamos muy fuerte, pasamos alguna que otra ‘crisis’, maduramos y a veces terminamos por perder parte de la esencia que nos llevó a meternos en las redes sociales.
Dejadme que me explique poniendo como ejemplo el caso de Twitter.
Fase 1: Exploración y descubrimiento: ¿Cómo no he empezado antes?
Nada más tomar la decisión de meternos en Twitter (todavía no hablo ni de estrategia), todo es emoción y ganas.
Empezamos siguiendo a los amigos cercanos que nos han empujado a darnos de alta, seguimos a los usuarios más reconocidos en nuestra área profesional, a algunas fuentes de información, famosos,… es la etapa de exploración.
Entramos con bastante asiduidad, interactuamos con todo el mundo, nos ‘emocionamos’ cuando vamos sumando nuevos seguidores, etc.
Es una época en la que nuestro comportamiento es algo errático. No tenemos una idea clara de cómo funcionan las cosas, ni de lo que queremos conseguir.
Fase 2: Madurez: ¿para qué quiero estar en Twitter?
Pasados esas primeras semanas/meses vivimos un momento clave. O abandonamos o evolucionamos hacia una presencia que encaja mejor con nuestra forma de ver las cosas.
Pasamos un abismo similar al que observamos en la curva de adopción tecnológica. Ese momento clave entre los primeros seguidores (early adopters) y el inicio de la adopción de esa mayoría temprana (early mayority), que marca el éxito o fracaso de esa tecnología.
Una vez superado ese momento, es cuando estamos en disposición de plantearnos unos objetivos más o menos claros y una estrategia, porque ya sabemos como funcionan las cosas y que podemos obtener.
Este planteamiento más serio nos hace recuperar fuerzas y dedicarle más tiempo. Eso si, con una mayor organización y herramientas que nos ayudan a optimizar el tiempo.
Pero inevitablemente esa intensidad baja con el tiempo. Tenemos unos mínimos que cumplimos casi siempre, pero ya no es lo mismo.
Fase 3: Declive y abandono o nuevo ciclo
Tras esa fase de madurez, o bien encontramos una motivación extra para continuar o iniciamos una etapa de declive.
Creo que es en este punto donde me encuentro yo. Si, tengo una presencia activa en Twitter y otras redes sociales. Publico, contesto cuando me mencionan, menciono de vez en cuando, pero poco más.
Será por la propia evolución de Twitter, por el mayor número de usuarios activos o por los años que llevo usándolo, pero la realidad es que me he vuelto un poco autómata.
Creo que una verdadera presencia en una red social requiere mayor implicación. Y esto inevitablemente demanda más tiempo, que en realidad es la raíz del problema (lo que comentaba al principio del post).
Así que ¿cómo solucionamos este bucle? La respuesta está clara, optimización del tiempo y los procesos, pero sobretodo implicación.
Para la optimización del tiempo y los procesos, os recomiendo las siguientes lecturas:
- Cómo optimizar tu estrategia personal en social media
- Cómo ordenar tu identidad digital
- Social media plan personal
- El proceso de curación de contenidos
- Cómo optimizar tu tiempo en social media
Pero la otra parte, la de la motivación, la de mantener la implicación es algo puramente personal.
Podemos optimizar los procesos, tener unos objetivos y estrategia definidos y las mejores herramientas, que si no estamos dispuestos a hacerlo, nunca terminará de funcionar. Ya sabéis: “quien algo quiere, algo le cuesta”.
Creo al final todo se resume en disfrutar haciendo lo que haces.
Existen muchas formas de utilizar las redes sociales.
Tal y como definieron en Forrester Research en 2010, existen diferentes tipos de usuarios: creadores, críticos, recopiladores, participativos, espectadores e inactivos.
Estos son los perfiles de usuarios de redes sociales en España:
Por supuesto que no hay una tipo de usuario mejor que el otro. Pero si estamos hablando de construir una identidad digital sólida orientada a definir un posicionamiento profesional concreto, la cosa cambia.
En estos casos, ¿cuál es la manera óptima de estar en redes sociales?
Esta es mi propuesta.
Claves para un óptimo posicionamiento como profesional en redes sociales
Nos dediquemos a lo que nos dediquemos para posicionarnos como el profesional que queremos ser, necesitamos hacer fundamentalmente tres cosas: aprender, trabajar y demostrar lo que sabemos.
Hoy día no vale con publicar compulsivamente en redes sociales para posicionarse como un experto en un determinado tema. Quizás hace unos años si, pero ahora solo sirve (que no es poco) para llamar la atención.
Casi para cualquier trabajo te van a pedir que demuestres lo que sabes, tanto vía experiencia previa, como en la práctica solucionando un problema concreto (para el que te han contratado). Y si no lo consigues, estás fuera.
Para dar esta imagen (y que sea auténtica), debemos participar activamente y aportando valor real. Y esto solo se consigue cuando te dedicas en cuerpo y alma a ello. No hay forma de camuflarlo. Ya sabes “se pilla antes a un cojo que a un mentiroso”.
¿Cómo bajamos esto a unos comportamientos concretos? ¿qué debes hacer si quieres posicionarte como profesional? ¿qué tipo de usuario debes ser?
1. Aprendizaje continuo
Ya sea leyendo o trabajando, o haciendo ambas cosas, tenemos que tener la actitud de eterno alumno. Esas ganas de seguir aprendiendo que te empujan a experimentar y a estudiar, para encontrar la solución a esa idea/problema que tienes en la cabeza.
En redes sociales este enfoque se traduce en leer y estudiar. Clasificándolo según la tipología de Forrester, siendo: espectadores y recopiladores
2. Participación activa
Ya sea en forma de comentario o de ‘simple’ interacción, nuestro objetivo es aportar valor.
La suma de cientos de comentarios e interacciones de valor es la que ayuda al resto a formarse una idea del tipo de profesional que somos (ya sabéis que la identidad digital = lo que nosotros decimos que somos + lo que otros dicen que somos).
En este caso los perfiles de Forrester que entran en juego son: participativos y críticos.
3. Creación de contenido de calidad
Con la misma actitud recogida en los dos puntos anteriores, nos debemos lanzar a la creación de contenido propio.
Es la prueba definitiva que nos ayudará a posicionarnos. Escribiendo contenido original es donde se ve el tipo de profesional que eres y realmente cuánto sabes.
Si, puedes tratar de ‘disimular’ durante un tiempo, pero al final va a quedar claro cuánto sabes.
Si tu acercamiento a las redes sociales ha sido sincero, esta prueba de fuego no debe suponer problema alguno. Al principio no dirás cosas demasiado interesantes (no te preocupes, porque como llevarás poco tiempo ¡no te leerá demasiada gente! ), y poco a poco irás mejorando.
Se suelen producir trasvases constantes de conocimiento entre tu vida profesional y tu blog.
Es el tándem perfecto para tu desarrollo, ya que para hacerlo adecuadamente necesitas cumplir los puntos uno y dos (aprendizaje continuo y participación activa) y volcarlo en el tres (creación de contenido de calidad).
Obviamente el perfil de Forrester que interviene aquí es el de creador.
¿Cuál es la actitud óptima en redes sociales? ¿qué tipo de usuario deberías ser?
Teniendo en mente el objetivo del posicionamiento profesional, está claro que no existe un tipo de usuario puro y que la actitud óptima es el resultado de combinar diferentes tipos perfiles de usuarios.
En mi caso yo creo que cumplo más o menos bien el aprendizaje continuo y la aportación de contenido, pero flojeo en la participación activa.
¿Cómo debería ser el usuario ‘perfecto’? ¿cómo debería repartir su tiempo?
Va a depender del tipo de usuario y de su nivel de conocimientos y experiencia de partida. Cuanto menor sea este, mayor peso tendrá el aprendizaje, y menor la participación y el contenido.
Pero suponiendo que hablamos de un profesional con cierta experiencia, yo repartiría el tiempo de la siguiente manera:
- Aprendizaje continuo: 30%
- Participación activa: 20%
- Creación de contenido de calidad: 50%.
Mi punto flojo está en la participación activa. Como decía al principio, contesto cuando me mencionan, menciono de vez en cuando, pero creo que dista de ser una participación activa al 100%.
Por eso me pareció tan interesante este post en el blog de Buffer de Ashley Read: El error más grave que todos cometemos en Twitter.
En el post habla de los efectos tan positivos que una mención o una respuesta pueden tener sobre nuestros clientes (en nuestro ejemplo nuestros clientes serían aquellas personas sobre las que queremos influir).
Eso si, en estas interacciones deben ser auténticas. Es decir, no debemos tratar de vendernos cada vez, debemos contestar más o menos rápido, dar respuestas personalizadas y hacer un seguimiento.
Esto requiere una considerable inversión de tiempo, pero creo que la parte proactiva (comentar en un blog, contestar o mencionar en redes sociales), se puede hacer a una determinada hora cada día.
La parte reactiva (y más si tienes un gran volumen de interacciones) es más complicada.
Sea de la manera que sea, para conseguir tus objetivos, necesitas mantener una presencia activa y de valor en las redes sociales. Y esto requiere una gran inversión en tiempo y esfuerzo.
Para tratar de motivarte, solo decirte que cada minuto que inviertas merecer la pena, cada esfuerzo adicional aporta su grano de arena en la consecución de tus objetivos.
La imagen que acompaña al post (mejorar, tener éxito) es de ShutterStock
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